Viernes 16 de Febrero 2024
LUCHA LIBRE

Chinampa Luchas: florece el pancracio mexicano en los canales de Xochimilco

En tiempos de pandemia, surge una catedral natural para abonar surrealismo y fantasía a la Lucha Libre. Entre plantíos se erige un ring con tres hermanos dispuestos a rescatar este deporte

Francisco DomínguezCréditos: Francisco Domínguez
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A pleno rayo de sol, se unta pomada en las articulaciones para calentar el cuerpo, se pone rodilleras y esa máscara que oculta su identidad. Calienta. Se estira. Tensa el músculo y aplica fuerza para levantar una carretilla llena de plantas y llevarla a una trajinera, en los canales de la alcaldía Xochimilco, de paisaje verde, con olor a hierba y humedad. Ahí, entre árboles de ahuejotes, se levantan cuatro esquinas encordadas que dan rumbo a la brújula de la Lucha Libre en tiempos de pandemia. Son las Chinampa Luchas, el concepto que rescata un deporte azotado por la crisis y muestra la capacidad del ingenio mexicano para salir del atolladero.

Gran Felipe Jr. es luchador, guía, publirrelacionista, vendedor de micheladas, floricultor y todo lo que haga falta para que el proyecto salga a flote en esa chinampa de herencia familiar, que tiene algo en particular con relación a los otros islotes llenos de flores repartidos entre los 160 kilómetros de canales: un ring de lucha libre.

El pancracio mexicano se distingue por surreal y fantástico. Tanto como ver vuelos, piruetas y llaves en un centro de cultivo rodeado de agua con siglos de historia. Entre la bruma que se levanta cada mañana por las aguas verdosas de este lugar, circula diario una tercia de hermanos con doble vida: de día trabajan la tierra, transportan plantas y estudian; de noche dejan salir su álter ego enmascarado para mantener vivo un deporte nublado por la falta de espacios y oportunidades. 

“En las mañanas entrenamos temprano antes de que salga mucho el sol. Nos ponemos a trabajar la tierra un poco. Si hay que sacar planta la sacamos, la tenemos que ir a entregar al mercado”, cuenta el menor de los tres hermanos , que recibe a El Heraldo Deportes y lo cruza por las espesas aguas de los canales que dan forma a 2 mil 428 hectáreas de pantanos protegidos. “Nosotros plantamos todo para jardinería. Es el negocio familiar. Producimos y tenemos puestos para vender”.

Foto: Francisco Domínguez

El joven de 20 años es quien se encarga de recibir a los invitados que por curiosidad visitan el ring en medio de las chinampas. Junto a Súper Jerry, de 24, y Ciclónico, de 26, componen la Dinastía Olivares que comenzó con su padre, Gran Felipe, fallecido hace cuatro años de un infarto, que vivió lo suficiente para ser profesional, enfrentar a grandes exponentes de la lucha en la mítica y ahora desaparecida Arena Xochimilco, y de inculcarle a sus hijos el amor por el trabajo y por este deporte.

Nos decía que nos dedicáramos a trabajar para no depender de las personas, que  estuviéramos unidos. Teníamos todo para explotar, sólo debíamos ponernos a trabajar”, cuenta el novel gladiador en su descanso, mientras espera a que lleguen sus hermanos para seguir entrenando. “Él no vio todo esto, pero sí nos decía que nos fuéramos a entrenar, que nos cuidáramos”.

El día comienza a las ocho de la mañana para los Olivares que, excepto los lunes, se levantan a trabajar la tierra, a entrenar y a entregar los pedidos en el puesto donde atiende su mamá, quien se resiste al deporte que practican sus hijos. “Mi mamá nos apoya mucho, pero no le gustan las luchas. Desde que empezamos este proyecto nunca ha venido. Sí nos ha visto en la tele, pero no aquí porque no le gusta que nos golpeen”, cuenta. “Dice que nos alejemos, que ya nos retiremos”. Pero esto apenas empieza.

Desde antes del inicio de la pandemia, estos hermanos enmascarados tenían un espacio cerrado donde armaron el ring y daban funciones con poco aforo. Con la emergencia sanitaria tuvieron que decir adiós a la gente, siguieron con transmisiones vía streaming, pero querían un lugar abierto para volver a tener gente: “Teníamos la chinampa, una lancha y el ring que nos vendió mi tío. Dijimos: ‘¿por qué no hacemos las luchas aquí?’”. Y desde entonces ese espacio de tierra, además de ser fértil para el cempazuchitl, amaranto, duranta, suculentas y fresas, también lo es para que retoñe la lucha libre en la demarcación.

Foto: Francisco Domínguez

El Santo, Perro Aguayo, Místico, Black Shadow, Brazo de Plata y Dr. Wagner, por mencionar algunos, se presentaron en la Arena Xochimilco, que hoy en día sólo conserva el estacionamiento original y lo demás se convirtió en una tienda de ropa. La idea de los hermanos Olivares, pupilos de Último Guerrero, es devolver esa tradición luchística a la alcaldía con la creación de su propia arena, en la chinampa familiar, donde alrededor del ring se ubican asientos, luces y el pasillo de entrada por donde desfilan los gladiadores.

Shocker, Toscano, Zumbido y Atlantis ya han luchado en la Arena Olivares, que con el proyecto de Chinampa Luchas cumple un año este 2021, después de varias funciones reguladas por las autoridades locales y por la Comisión de Lucha Libre del Gobierno de la Ciudad de México, que pide normas de seguridad como una ambulancia, una lancha de motor para traslados de emergencia, licencias de luchadores y las pruebas para descartar Covid-19.

“Cuando luchamos en la noche parece que se graba una película de El Santo (...) Mi hermano —Ciclónico— aprovecha y lleva el show hasta el agua: se avienta al canal con otro luchador para el espectáculo”, cuenta emocionado las anécdotas en Chinampa Luchas, que tiene su página de internet con la opción de comprar las entradas en el sitio: un código QR que permite ser escaneado y mantener el proyecto ecológico, sin imprimir boletos físicos. Los precios rondan los $200 pesos por persona. Para asistir, se da cita en el embarcadero de Puente de Urrutia, donde una trajinera recoge a los aficionados y los lleva a la chinampa.

Las ganancias no se han visto reflejadas como los Olivares quisieran, sin embargo quedan tranquilos de saber que han podido ayudar a algunos colegas que cobran por algunas funciones en dicho lugar. El altruismo es la llave maestra para los hermanos luchadores. “Una vez se descalabró un luchador. Le pagamos radiografías y servicios médicos. Para apoyarlo en su inactividad por lesión, hicimos una función donde la taquilla se le dio íntegra y se le permitió vender la cerveza para que tuviera otro ingreso”, dice Gran Felipe Jr. mientras se espanta los mosquitos que le dejan más marcas en la piel que cuando baja del ring tras una lucha.

Más allá del tema monetario, las Chinampa Luchas lanzaron a estos hermanos a emprender proyectos alternos, desde campañas para el uso del cubrebocas, hasta cápsulas para programas matutinos de televisión y la oportunidad de ser extras en una serie con temática de lucha libre que prepara la cadena Telemundo, con Latin Lover como uno de sus actores principales. 

Aunque vuelan en sus lances por encima de las cuerdas, Gran Felipe Junior, Ciclónico y Super Jerry no se despegan de la tierra húmeda de sus orígenes, la misma que desata el vapor con los rayos del sol y la tradición de seguir plantando. “Estamos estudiando para ingenieros agrónomos en la UAM Xochimilco, para tener más conocimiento sobre las plantas y la tierra”, revela.

Foto: Francisco Domínguez

Este 11 de septiembre será la función de aniversario de Chinampa Luchas, donde la pelea estelar la protagonizarán Atlantis y Atlantis Jr, contra Último Guerrero y Gran Guerrero. “Queremos ser un atractivo más de las chinampas. Tenemos muchos proyectos en mente para hacerlo más turístico, con tours que terminen con una función de lucha, por ejemplo”, comparte Gran Felipe Jr. 

Luchadores, agricultores, torteros, estudiantes, empresarios y hasta actores. Los hermanos Olivares dejan volar sus ideales desde la tercera cuerda, rodeados por la historia y tradición del deporte, con la oportunidad de generar empleos en tiempos de crisis. Reverdece la Lucha Libre en las chinampas de Xochimilco, tierra fértil que permite florecer al ingenio mexicano.

Una mezcla de riqueza natural y cultural

• Xochimilco y sus chinampas fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1987.

• Las chinampas de Xochimilco y Tláhuac son Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM) por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO.

• La Lucha Libre fue declarada Patrimonio Cultural Cultural Intangible de la CDMX por la UNESCO en 2018. 

 

-Por Francisco Domínguez

 

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