Rafael Nadal se impuso en Roland Garros, tal y como lo ponían algunos siendo uno de los favoritos a quedarse con el torneo. Pero no todo fue miel sobre ojuelas, ya que el español dejó en duda su participación en el próximo torneo de Wimbledon y, peor aún, está en el aire su continuidad como profesional, debido al síndrome de Mueller-Weiss, el cual sufre desde 2005. Pero, ¿en qué consiste este padecimiento.
Tras vencer al noruego Casper Ruud por 6-3, 6-3, 6-0, el mallorquín dio unas palabras poco esperanzadoras para sus fans, quienes lamentaron el dolor que el tenista sufrió durante este torneo: "He estado jugando con inyecciones en los nervios para adormecer el pie y por eso he podido jugar durante estas dos semanas", dijo, por lo que no sabe si jugará en Inglaterra.
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¿Cuál es el síndrome Mueller-Weiss y cómo lo sufre Rafael Nadal?
Se trata de una dolencia ósea en los huesos del pie. Normalmente suele ser uno de los dos y es un padecimiento que suelen tener más las mujeres después de los 40 o 60 años, debido al tipo de calzado que pueden usar durante su vida, entre otros factores. En el caso de Rafael Nadal, lo padece desde 2005, tras diputar el torneo Masters de Madrid de ese año y después de someterse a unas pruebas médicas. Entonces fue diagnósticado con este síndrome degenerativo.
Consiste en un hueso del pie que es afectado por la presión al que está sometido al cargar peso sobre esa extremidad. Como en el tenis. Este hueso es el navicular, conocido también como escafoides tarsiano, que es un pequeño hueso de seis caras que sostiene al tarso del pie, pero que se ve afectado por la presión de varias partes.
Lo anterior produce una especie de necrosis, es decir, pierde flujo sanguíneo y el dolor se vuelve insoportable. En el peor de los casos será tanto el desgaste que se puede desintegrar poco a poco o se deforma el hueso, incluso llegando a aplanarse, lo que impide la movilidad correcta de esta parte del pie.
En el caso de Rafael Nadal, este padecimiento le obligó a inyectarse para no sentir dolor, con anestésicos que le impedían sentir dolor, sin embargo no es una situación que haya querido el tenista, pues además no resuelve el problema. La operación está descartada, pues de hacerla quedaría completamente descartada la oportunidad de volver a jugar.
Voy a estar en Wimbledon si mi cuerpo está listo para estar en Wimbledon. Eso es todo. Wimbledon no es un torneo que quiera perderme. Creo que nadie quiere perderse Wimbledon. Me encanta Wimbledon", dijo el tenista, pero dejó algo muy en claro: "Si soy capaz de jugar con antiinflamatorios, sí; de jugar con inyecciones de anestésicos, no. No quiero volver a ponerme en esa posición", atizó.