Martes 20 de Febrero 2024
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El libro de José Saturnino Cardozo, ese diablo goleador de fina estampa

El paraguayo reconstruye sus días como jugador de futbol: desde el pueblito de Nueva Italia, en Paraguay, hasta Toluca, donde fue -y sigue siendo- el Príncipe del gol.

Créditos: Foto: Mexsport
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José Saturnino Cardozo ha escrito un libro que intenta ser un legado: el relato épico de un obrero del futbol que reconstruye sus días en el pueblito de Nueva Italia, Paraguay, que pasa por la dictadura de Alfredo Stroessner y llega al último de sus goles con el Toluca, donde fue -y sigue siendo- el más diablo de todos. “’El Diablo Mayor’, dice la gente, pero sólo soy Pepe Cardozo”, responde él, y se ríe, porque antes sólo existió uno: el gran Vicente Pereda.

Cardozo recurre a su memoria para contarle a los más jóvenes que acaso algunos podrán superar sus récords, pero no su instinto: marcó 258 goles; 249 de ellos en Liga y Liguilla; 29 en un solo torneo, 58 en una temporada completa en 2003, cuando la Federación Internacional de Historia y Estadística de Futbol lo consideró “el mejor delantero del mundo”. Cuatro títulos de goleo y seis con el Toluca.

“Yo no podía vivir sin el gol”, dice. “Si yo no hacía goles, sufría todas las noches”. En 1994, cuando el paraguayo llegó del Olimpia a los Diablos, el único con más de 100 goles en el club era el mexicano Vicente Pereda, con 119. Pereda fue bicampeón, jugó los Juegos Olímpicos de 1968 con la selección y consiguió un campeonato de goleo en la Temporada 1969-70. Por eso lo llamaron el ‘Diablo Mayor’. Después, sin embargo, apareció Cardozo. Y la historia cambió para siempre.

Foto: Mexsport

“Todos los jugadores que hacen goles, ganan dinero. ¿Por qué? Porque el oro está en el área.  Es cuestión de esperar y repetir: 100, 150 veces. Si yo repito 50 veces por día los remates, en cinco días hago 250; mil al mes, durante 10 meses serán 10 mil repeticiones. Y la repetición te lleva a la perfección. Muchos dicen: ‘Hay que esperar la suerte’. Bueno, si vamos a esperar la suerte, juguemos entonces a la lotería”.

Los últimos meses, como sus goles, fueron eso: repetición. Repetición de nombres, fechas, lugares, imágenes: su infancia en el pueblo, el primer viaje a Suiza, las primeras lesiones, sus goles, los partidos con la selección paraguaya, la época dorada con el Toluca, el Mundial de Alemania 2006 que no pudo ser. Todo contado en primera persona, en 292 páginas, por un Diablo que por un momento se convierte en Príncipe. ‘Cardozo, El Príncipe del gol’.

Foto: Especial

“Todo lo que tengo es gracias al futbol. A los técnicos, a los equipos donde estuve y a mis compañeros. Cada uno está en el lugar donde se merece. Jugué dos Mundiales, prácticamente tres, porque en esa eliminatoria (de 2006) fui el segundo goleador detrás de Ronaldo, que metió 10. Yo hice nueve. No llegué por una lesión que sufrí 10 días antes. Y fue un dolor inmenso. Lloraba porque no podía jugar y yo me quería retirar de la selección en un Mundial”.

En las primeras hojas de su biografía, aparecen colaboraciones de viejos amigos: el Licenciado Valentín Díez Morodo, presidente del Toluca; el técnico Enrique Meza, Vicente Sánchez, Antonio Naelson ‘Sinha’ y Omar Blanco, aquellos Diablos que hicieron época. Además, entre las 154 imágenes a color que se van mezclando, hay una que puede definir lo que fue Cardozo para los Diablos: el 9, con la pelota y cerca del área, contra cinco jugadores del Pachuca marcándolo. La construcción simbólica un jugador que sabía dominar el miedo.

“El profesional que triunfa compite consigo mismo. El que no lo hace, casi siempre llega al fracaso. Esto es individual; lo colectivo lo arma el técnico. Yo hacía 10 goles y, jodiendo con mis compañeros, les decía: ‘El otro año voy a hacer 15; y, si lo cumplía, iba por 16”. Y así, de gol en gol, Cardozo reconstruye su propio mito con ayuda del escritor Guillermo Garduño: la historia un delantero que pensaba como Diablo y actuaba como Príncipe. El Príncipe del gol.

Por Alberto Aceves