El béisbol mexicano está de luto. Este 27 de julio falleció Ángel Macías Barba, el niño que a los 12 años se convirtió en leyenda al lanzar el único juego perfecto en una final de la Serie Mundial de Ligas Pequeñas en Williamsport. Tenía 80 años y durante los últimos años batalló contra el Alzheimer, enfermedad que finalmente apagó su vida, pero jamás su legado.
Nacido en Aguascalientes el 22 de septiembre de 1944, esta se volvió un símbolo del deporte nacional desde muy joven. En 1957, con el equipo Industrial de Monterrey, no solo logró una hazaña deportiva sin precedentes, sino que también escribió una página de gloria que sigue inspirando a miles de niños mexicanos que sueñan con jugar al béisbol.
La historia de Ángel no se resume solo en ese juego perfecto. Fue un apasionado del diamante, jugó profesionalmente en la Liga Mexicana de Béisbol y en la Liga del Pacífico, tuvo un paso por los Sultanes y los Broncos de Reynosa, y hasta firmó con un equipo de Grandes Ligas. Su vida incluso fue llevada al cine en una de las películas deportivas más queridas del país. Su legado es eterno.
El juego perfecto que hizo historia
Fue el 23 de agosto de 1957 cuando el pequeño zurdo de Aguascalientes asombró al mundo. En la final del torneo infantil más importante del mundo, la Little League World Series en Williamsport, retiró a los 18 bateadores rivales sin permitir hits, carreras, bases por bolas ni errores. Una perfección inalcanzable. México derrotó a Estados Unidos en su propia casa, y por primera vez un equipo extranjero alzó el título mundial. Aquel partido se convirtió en una joya imborrable en la historia del béisbol internacional.
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Después de aquella gesta inolvidable, Macías siguió vinculado al deporte del diamante. En 1969 debutó como profesional con los Broncos de Reynosa, equipo con el que se consagró campeón. Al año siguiente pasó a los Sultanes de Monterrey. Aunque en el profesionalismo jugó principalmente como jardinero, su nombre ya tenía peso por lo que había hecho una década atrás. También tuvo breves pasos por los Naranjeros de Hermosillo y los Tomateros de Culiacán en la Liga del Pacífico.
Incluso llegó a firmar contrato con los Angelinos de Los Ángeles, aunque no logró debutar en Grandes Ligas. Aun así, su carrera dejó huella en el béisbol nacional.
La película que inmortalizó su historia
En 2009, su hazaña llegó a la pantalla grande con la película “El Juego Perfecto". El empresario Carlos Bremer, un apasionado del deporte azteca, fue quien rescató el proyecto tras una serie de complicaciones económicas en Estados Unidos. Contra todas las recomendaciones, él apostó por la historia y logró proyectarla en más de 500 salas de cine en México.
Y como si fuera poco, más de 2.7 millones de personas vieron la película, y un millón de copias fueron distribuidas en escuelas del país. Fue un homenaje que traspasó generaciones y mantuvo viva la llama de aquel milagro deportivo.
Un legado que no se olvida
Con su partida, México pierde a uno de sus máximos íconos deportivos. Las Ligas Pequeñas de Béisbol en México expresaron públicamente su dolor y recordaron a Macías como un ejemplo de superación, humildad y amor por el juego. Lo apodaban “El Pequeño Gigante”, y con razón: su hazaña de 1957 no solo puso a México en la cima del béisbol infantil, sino que se convirtió en un símbolo de lo que se puede lograr con coraje y determinación.
Hoy, más de seis décadas después, su historia sigue emocionando. Su nombre está grabado en los libros, pero sobre todo, en los corazones de quienes crecieron admirando su valentía. Ángel Macías Barba no fue solo un gran beisbolista, fue un orgullo mexicano. Y como todos los grandes, ya es eterno.
