El béisbol en México no se juega solo con guante y bat: se juega con el corazón. Desde sus primeras pelotas lanzadas en puertos del Golfo hasta los batazos que hoy retumban en los estadios modernos, la Liga Mexicana de Béisbol (LMB) es más que un torneo… es parte de la identidad de millones de mexicanos.
Fundada en 1925, la LMB nació del sueño de empresarios, peloteros y aficionados que querían ver al “rey de los deportes” crecer en tierras aztecas. Contra todo pronóstico, se abrió camino entre torneos improvisados, pelotas hechas con trapos y campos de tierra, hasta convertirse en una de las ligas más importantes de América Latina.
Pero su historia está llena de momentos que te ponen la piel chinita: duelos legendarios, jugadores de otro planeta, traiciones, hazañas, récords impensados, y una rivalidad constante con el poderoso béisbol estadounidense. Si alguna vez dudaste de lo grande que es el béisbol mexicano… esta nota te va a hacer cambiar de opinión.

Cómo nació el béisbol en México
Aunque el fútbol es el más popular hoy, el béisbol fue el primer gran amor deportivo de México. A finales del siglo XIX, marineros cubanos y estadounidenses llevaron este deporte a puertos como Veracruz, Tampico y Yucatán. Pronto se convirtió en pasatiempo de obreros, militares y estudiantes.
Se jugaba con lo que había: pelotas de trapo, bats improvisados y campos sin líneas, pero la pasión ya estaba. En 1925, Alejo Peralta y otros visionarios fundaron la Liga Mexicana de Béisbol, con equipos como El Águila de Veracruz, Diablos Rojos del México y Tigres Capitalinos. Así nació oficialmente una liga que hoy mueve multitudes.
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Datos que pocos conocen de la LMB
- Fernando Valenzuela, leyenda de los Dodgers, empezó en la LMB con Leones de Yucatán antes de conquistar la MLB.
- El primer no-hitter de la historia de la liga fue en 1939, por Ramón Bragaña, un pitcher cubano que se volvió ídolo nacional.
- El partido más largo en la historia de la LMB duró 21 entradas entre Tecolotes y Broncos en 1977. Acabó… al día siguiente.
- Muchos equipos comparten historia con las Ligas Negras de EE. UU., ya que la LMB fue refugio de jugadores afroamericanos en tiempos de segregación.

Época dorada: los años de Jorge Pasquel
En los años 40, el empresario Jorge Pasquel quiso hacer de la LMB una liga a la altura de la MLB. ¿Su solución? Traerse a los mejores peloteros del mundo, incluso quitándoselos a los estadounidenses. En México jugaron leyendas como Satchel Paige, Roy Campanella, Cool Papa Bell y Monte Irvin.
Fue una locura: estadios llenos, transmisiones radiales, contratos millonarios (para la época). Pasquel convirtió a México en el foco del béisbol mundial... hasta que la MLB lo vetó. Pero lo hecho, hecho está: México le ganó una pulseada al béisbol gringo, al menos por un rato.
Reconocimiento internacional y expansión
En 1955, la MLB reconoció oficialmente a la LMB como liga Triple-A, un estatus que mantuvo por décadas. Aunque ya no tiene esa afiliación, la relación sigue viva: cada año, jugadores mexicanos van a Grandes Ligas desde la LMB, y prospectos estadounidenses vienen a foguearse aquí.
La liga creció: más equipos, más regiones, más estrellas. Desde Sultanes de Monterrey hasta Olmecas de Tabasco, pasando por los inolvidables Saraperos de Saltillo, Piratas de Campeche y Guerreros de Oaxaca, el mapa beisbolero se volvió nacional.
LMB en la actualidad
Hoy la LMB vive una nueva era. Con 20 equipos divididos en Zona Norte y Zona Sur, el torneo es un espectáculo total. La Serie del Rey es un evento que paraliza ciudades, y los estadios (muchos remodelados) son centros de fiesta, cultura y orgullo regional.
Además, la liga impulsa el desarrollo de talento, con jugadores que después brillan en MLB como Luis Urías, Alejandro Kirk o Isaac Paredes. Y por si fuera poco, las redes sociales y transmisiones han acercado aún más al aficionado con su equipo.
El béisbol mexicano no solo es historia: es futuro
Con 100 años de historia, la LMB no es solo una liga: es un símbolo del esfuerzo, la pasión y el talento mexicano. Lo que empezó con guantes prestados y diamantes de tierra, hoy es una estructura profesional que inspira a nuevas generaciones.
Porque mientras haya un niño con un bat, una abuela que sepa la alineación de memoria o una familia que festeje un jonrón en domingo, el béisbol en México seguirá más vivo que nunca.